El pasado 30 de enero, iniciaron en Ginebra las pláticas de paz relativas a la guerra civil siria. Sin embargo, éstas fueron suspendidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tres días después, al considerar que no había condiciones para el diálogo. En buena medida, esta determinación se debió a que el gobierno del presidente Bashar al-Assad, con el apoyo de Rusia y milicias chiitas, lanzó una ofensiva que debilitó líneas claves de suministro para las fuerzas rebeldes de oposición y, al momento, mantiene sitiada la ciudad de Alepo, cerca de la frontera turco-siria. El enviado de las Naciones Unidas en Siria, Staffan de Mistura, asegura que las negociaciones no han fracasado, y que se retomarán el próximo 25 de febrero. Por lo pronto, reunidos en Múnich los días 11 y 12 de febrero, los miembros del Grupo Internacional de Apoyo a Siria (ISSG, por sus siglas en inglés) – entre los que destacan Estados Unidos, Rusia y Turquía – acordaron la implementación de un cese al fuego en territorio sirio a fin de desplegar ayuda humanitaria en el país y restablecer cuanto antes las pláticas entre el gobierno de Assad y las fuerzas rebeldes.
El recrudecimiento de la violencia en territorio sirio ha provocado un incremento drástico en el número de personas que han huido de sus poblaciones buscando salir del país vía Turquía. Ante ello, y argumentando la incapacidad para recibir más refugiados, el gobierno turco ha cerrado la frontera con Siria y mantiene, del lado sirio, campos de refugiados a fin de contener el flujo de personas. Por su parte, y frente a la crisis humanitaria y la posibilidad de que los flujos de refugiados hacia Europa incrementen, la canciller alemana Angela Merkel visitó al presidente turco Recep Tayyip Erdogan en Ankara, donde recuperó los compromisos asumidos por la Unión Europea en octubre pasado y aseguró estar dispuesta a trasladar a miles de refugiados desde Turquía hacia suelo europeo, al tiempo que respaldó la posición del gobierno turco ante el conflicto en Siria y culpó a Rusia del recrudecimiento de la violencia en las últimas semanas. La posición geoestratégica de Turquía, así como el reciente desenvolvimiento de los acontecimientos la han convertido en un actor imprescindible para la construcción de soluciones tanto para la paz en Siria, como para la gestión de los cientos de miles de refugiados que han salido de ese país hacia Europa.
El objetivo de esta nota de coyuntura es analizar el reacomodo de fuerzas derivado de los hechos de las últimas semanas en Siria, particularmente la creciente importancia de Turquía