Después de casi tres meses de retraso según los plazos establecidos por el Congreso estadounidense, el Departamento de Estado de ese país publicó el pasado 25 de junio los reportes nacionales sobre la situación de los derechos humanos en el mundo durante el año 2014. En su mensaje con motivo de la publicación de los reportes, el secretario Kerry aseguró que “las reacciones incómodas que los reportes producen por parte de algunos gobiernos son la muestra más clara de su credibilidad”. Asimismo, señaló que con la publicación de estos estudios, el gobierno estadounidense no pretende ignorar los problemas que enfrenta en el seno de su sociedad, tales como la discriminación racial y el descontento violento derivado de ella. Aunque hizo mención a la grave situación de los derechos humanos en países como Irak, Libia, Somalia, Sudán del Sur, la República Centroafricana, entre otros, el énfasis del secretario fue en la grave amenaza que actores no estatales representan para los derechos individuales. Acaso las únicas menciones —aunque indirectas— dirigidas contra gobiernos fueron sobre Siria, Corea del Norte y Rusia.
En lo que respecta a México, el informe del Departamento de Estado señala que hay “problemas significativos relacionados con los derechos humanos”, que se ven agravados por los altos índices de impunidad. En respuesta, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) refrendó el compromiso de México con la protección de los derechos humanos, pero consideró que el reporte estadounidense es una iniciativa unilateral cuyos procedimientos de trabajo deben ser revisados. Partiendo de ello, esta nota de coyuntura presenta, en primer lugar, algunas de las principales tendencias globales, en materia de derechos humanos, identificadas por el reporte; y en segundo, las principales reacciones internacionales a los documentos. Finalmente, se hace un somero análisis del reporte de México y se comentan sus principales implicaciones.