El pasado domingo 9 de noviembre, en el marco de una consulta simbólica, los catalanes votaron para manifestarse a favor, o en contra, de su independencia frente a España. Según los resultados difundidos, alrededor de 2 millones 350 mil personas acudieron a las urnas, de los cuales 1,6 millones se pronunciaron a favor de crear una nueva nación. De acuerdo con cifras oficiales 5,4 millones de catalanes tenían derecho al voto. Sin embargo, algunos medios de comunicación mencionan la cifra de 6,3 millones de catalanes convocados a participar en la consulta. En opinión de algunos, ello se atribuye a preocupaciones vinculadas con la naturaleza no vinculante del ejercicio y sus resultados, a la oposición de algunos catalanes a la secesión y al boicot de los partidarios del “no” que promovieron la abstención. La jornada se dio en el contexto de una escalada de tensión entre el Presidente de Cataluña, Artur Mas, comprometido con permitir a los catalanes votar sobre su relación con España y el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, quien en dos ocasiones ha conseguido suspender el escrutinio recurriendo al Tribunal Constitucional.
A partir de lo anterior, la presente nota de coyuntura tiene el objetivo de presentar las características y resultados de la consulta, así como las posiciones de los independentistas y del gobierno español. Antes de ello y de manera muy breve, se pretende poner de relieve el trasfondo histórico de la consulta, haciendo referencia a movimientos nacionalistas de muy larga data en la región. Todo lo anterior, encaminado a plantear algunas posibles perspectivas de la Consulta Popular No Referendaria sobre el futuro Político de Cataluña, conocida también como 9-N.